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viernes, 21 de febrero de 2014

Mulligans*

Mulligans es una película sumamente interesante porque retrata -en su versión más light y rosa- la importancia de ser honesto consigo mismo, asumir con dignidad nuestra identidad sexual, y el amor ante todas las cosas. Es imposible ahondar en algunos puntos de índole gay que aborda la película, sin hablar de la historia en sí. Lo que quiero destacar de la película son tres puntos:

Honestidad con uno mismo.

Así como hay gente que desde temprana edad define su gusto hacia personas de su mismo sexo, igualmente hay otras que durante la adolescencia, juventud, o incluso en la madurez, se cuestionan sobre su preferencia sexual. Es innegable que cuando te preguntas por primera vez si te gustan las personas de tu mismo sexo da un poco de miedo, angustia, culpa, etc. Aunque hay mayor apertura en cuanto al tema de la población LGBT seguimos influenciados por personas o instituciones que afirman que ser gay/lesbiana es algo malo, precaminoso, antinatural, enfermizo, etc., eso aunado a los demás estigmas que siguen siendo inherentes a esta población.
Más esos sentimientos negativos que son propiciados por otras personas no deben imperar al grado de impedirnos ir en la búsqueda y construcción de nuestro camino e identidad. Si realmente queremos una vida plena, feliz, tranquila, la decisión debe ser nuestra, la elección de nuestra pareja debe ser tomada concienzudamente y con amor.


Amarse con los ojos abiertos.

Cuando amamos verdadera y profundamente a otra persona, somos conscientes de cómo es nuestra pareja, conocemos sus cualidades y defectos, en gran medida sabemos de lo que es -y no es- capaz nuestra pareja. Aunque dicen que nunca terminas de conocer a una persona, hay cualidades, valores, actitudes que predominan siempre pues son el reflejo de lo que somos, y difícilmente actuaremos en contra de nuestros principios. De igual forma, amar a la otra persona significa estar conscientes de que nuestro amor -viéndolo como un acto aislado y sin influencia de otros factores- no es suficiente para cambiar a la otra persona; se requiere también de que la otra persona tome consciencia de aquello que se quiere cambiar y, sobre todo, decida cambiar. Cuando nos enamoramos creemos que podemos cambiar a la otra persona "cuando nos casemos, dejará de beber", "cuando tengamos un hijo, las cosas serán como antes", con estos pensamientos lo que logramos es evadirnos de la realidad, impedirnos la oportunidad de ser verdaderamente felices, nos aferramos tanto a una idea, a un recuerdo, a una ilusión, y con esto sólo nos lastimamos a nosotros mismos, y en el camino, más gente puede resultar lastimada.

Amor ante todo.

Creo firmemente que el amor no distingue de sexo, nacionalidad, condición socioeconómica, etc. Creo que todos tenemos el derecho de amar y ser amados, y merecemos darnos la oportunidad más allá de lo que diga la gente, de lo que definen como bueno o malo, más allá de los convencionalismos sociales, prejuicios y tabúes. Y ligado al tema anterior, cuando hay amor comprendes que no existen los culpables, en una relación de pareja, ambos son responsables en mayor o menor medida de lo que sucede. Pero por encima de todas las cosas, no hay que olvidar siempre actuar desde el amor y, por más difícil que sea, reconocer y aceptar cuándo una relación no tiene futuro y -por ese amor que existió- buscar cerrar esa historia de la mejor manera posible; nadie dijo que fuera fácil y que no sería doloroso.


Ficha técnica

Mulligans
Canadá. Chip Dale, 2008
Dan Payne, Thea Gill, Charlie David
Drama


* En golf, mulligan hace referencia a la segunda oportunidad que tiene un jugador para ejecutar cierto movimiento o acción.

Los invito a que vean la película y me hagan saber sus comentarios.

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