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viernes, 7 de agosto de 2009

Manuscrito ms 408

El frágil y mohoso papel que anteriromente había acariciado con la yema de mis
dedos del cual, segundos después, di cuenta de mi falta al entender que la humedad natural
de mis manos podía contribuir a su deterioro, se evaporó, como hecho de carbón encendido
ardió la piel de mis palmas y se desvaneció mientras me hacía pasar por
aquel suplicio, dejándome en claro que de una u otra forma los misterios
de su contenido, no podían ser leidos por nadie, y solo para
seguírmelo recordando, las cicatrices permanecen aún como llagas abiertas.
Poupée Cassée

A todo aquel que gusta de la lectura sabrá de qué hablo cuando digo que es un verdadero placer navegar por las palabras que un autor ha plasmado en un puñado de hojas como si estas fueran simplemente un abundante y delicioso mar repleto de imaginación y sabiduría, sin embargo, ¿qué sucede cuando lo que logramos al leer un libro es comprender lo ficticio de nuestra propia existencia y lo exigua que es la vida de toda la humanidad? ¿qué causaría el comprender este hecho más allá de las vanales frases que nosotros mísmos pronunciamos en diversas ocasiones -"no somos nada"- en lo que hemos decidio llamar espíritu? ¿acaso podrían esas palabras como impulsada por antigua magia causar una gran mella en nuestro propio ser al grado de volvernos locos?

Según palabras de Thierry Maugenest, en su libro "Manuscrito ms 408", un escrito de este tipo podría -y citando a Platón- ser como el sol literalmente cegador para los hombres que están acostumbrados a vivir en una cueva, y como él mísmo lo plantea repetidamente durante la lectura, ¿realmente merece la pena perder la vida por conocer toda la verdad, aun cuando al decir estas palabras no se acercan ni en lo más mínimo a lo que ahí se podría encontrar?

Pues bien, mi idea de los libros siempre ha sido la del mayor y más benevolente legado de un ser humano a otro, por tanto, ocultar esta "verdad" representa, a mi punto de vista, un tortuoso juego malévolo, sería como balancear un trozo de pan a los ojos de una persona imposibilitada de moverse y a punto de morir de hambre, por tanto, escribir un libro que nadie pueda leer es un tanto egoísta, es decir, si no puedes ofrecerle ni un pequeño trozo de alimento al individuo que lo necesita y no puede tomarlo por sí mísmo, pues bien, nisiquiera menciones que la hay.

Saber, conocer, saber y conocer más y más cada vez te puede hacer sentir que completas una parte de tu vida pero, si con ello llegas al extremo de empezar a odiar todo lo que has aprendido no tiene sentido, como lo solía decir a un amigo dark, "claro que me encanta el misterio de la muerte y me apasiona describirla de distintas maneras en mis relatos, pero al morir, yo jamás podré volver a escribir sobre ella, porque ni siquiera podré moverme", es como aquellas personas que se imponen una meta y puede ser que lleguen muy cerca de cumplirla, pero a menos que se propongan una mejor, alcanzarla a veces los deja vacíos, porque no tienen nada más a qué dirigir sus esfuerzos.

Por mi parte, si estuviera en posibilidades de conocer más que ningún otro ser en la Tierra, jugaría un poco con saber y no hacerlo, porque constituiría aún parte del misterio que me ha llenado y me ha hecho feliz por tanto tiempo, es como aquello que plantean que no hay "bien" sin "mal" ni un "no" sin un "si", ¿de qué serviría que solo existiera un completo bien así como una verdad completa sin el misterio del mal o de lo desconocido? Y aún así, me carcome la curiosidad de conocerla.

Sin embargo, es bastante filosófico e interesante el tema que se plantea en esta novela histórica "Manuscrito ms 408" del autor Thierry Maugenest, así que les recomiendo su lectura para ver cómo perciben ustedes mismos el argumento.

Algunos links:
http://www.lecturalia.com/libro/12997/manuscrito-ms408
http://es.wikipedia.org/wiki/Manuscrito_Voynich

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