El Romance del Feo

Hola, hola!!! Esta vez se suponia que les presentaria el primer "Sabias que??" (que tambien corresponde a mi seccion) pero sucedió que me encontré este texto mientras vagaba en la oscuridad de la "internerd", así que el completo estudio que estaba preparando para ustedes tendrá que esperar. Por cierto, el texto está algo largo, pero es bastante bueno...
Disfrutenlo

EL ROMANCE DEL FEO

Ya se me olvidó, amigos,
que ayer prometí contarles,
los motivos y las razones
del por qué...
del por qué soy legionario;
leyendo esta carta
los estaba recordando.

Yo era el chaval más humilde
más bueno y más desgraciado.
Viví a tiro de piedras
por donde pasaba el tren
y aunque mi madre era guapa,
según los que la trataron
mi padre fue por lo visto
de un feo tan exaltado
que si miro en su espejo...
y “pacmo” en el acto.

Y esta cara fue la herencia
que mis papás me dejaron:
moreno, verde aceituna
pelos tiesos, chiquitayo;
nadie me llamaba Antonio
que es así como me llamo,
sino “el feo”,
con el nombre del feo
me bautizaron.

Las comadres que llevaban
a sus retoños en brazos
diciéndoles... rey del mundo,
tesoro, mi encanto;
yo jamás supe lo que era
ni las limosnas de un halago.

De pequeño me vengaba
de los chavales del barrio:
patadas en la espinillas,
moquetones, chacotazos;
que a éste le quito la gorra,
empujo a aquél, otro en el fango,
que polvos de picapica
por el cogote a puñados;
que al que pesco en una fuente,
lo empujo y al agua patos;
del feo todos decían
que era de la piel del diablo,
y el feo todos las noches
se adormilaba llorando.

Pero al fin se le salió la borda,
y ahí va un mocito
que sabe ganarse la vida
a pulso con su trabajo;
le siguen llamando el feo
pero que más da
si al fin y al cabo los hombres
pueden ser hombres,
aunque no estén bien ondulados.
De novias, con mi carita,
pa qué iba a meterme en gastos,
le digo a cualquiera: mi encanto
y al verme le da un colapso.

Pero el sí se presenta
cuando menos lo esperamos:
una madre que en los ojos
lleva escrito el desengaño,
yo que me muero de pena,
que me doy tres latigazos,
que se me olvida mi rostro
y me acerco al cristianado;

Y en una copla a la madre
mi corazón le regalo
con esta flor de tu rama
voy a hacer una caridad;
yo tengo cuatro apellidos
los cuatro le voy a dar
como si fuera hijo mío.

Y lo cumplí.
A los dos meses
ya era yo un hombre casado
con una mujer seria, leal,
de buen trato,
y con un hijo
que en el alma
yo me la pasé a caballo.
Los que me llamaron feo
me lo siguieron diciendo
Pero ella nunca,
nunca puso tal nombre en sus labios,
y yo se lo agradecía
y así vivimos tres años,
sin ella decirme el feo
ni yo no nombrarle el pasado.

Recuerdo que fue un domingo
yo tenía al chico en brazos,
cuando una sombra en la puerta
preguntó…
¿Está la Rosario ?
está para mí, le dije
que pa usté ya la enterraron.

Pues vengo a resucitarla
y llevarme este chaval,
que lo feo se pega
y usted lo es rato largo.

No dijo más ni un suspiro
cayó como cae un árbol,
cuando lo ciegan de un golpe
los cien cuchillos de un rayo.

Pero ella sí que me dijo
viendo en tierra aquel guiñapo,
me lo dijo sin palabras
me miró de arriba abajo,
de una manera tan fina
diciéndomelo tan claro,
¡ Qué nunca creí que un mote
pudiera hacer tanto daño !

Los jueces dijeron: libre
yo respondí: condenado.
A quién vuelvo yo mis ojos
dónde encamino mis pasos,
y la bandera de España me contestó
¡ A mí, muchacho !

Ven, ven que yo seré tu madre;
te daré amor y amparo
y te enseñaré el secreto
de andar con la frente en alto,
y a ser novio de la muerte
que es la novia de los guapos.

Y aquí estoy con esta carta
que hoy ha llegado a mis manos
cuando un chiquillo me dice:
papá, papá, tengo tu retrato,
y me gusta mucho que seas
caballero legionario,
porque con ese uniforme
me cachis
me cachis que sí estás guapo.