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jueves, 3 de abril de 2014

Amor a la Carta [The Lunchbox]

Pienso en "Amor a la Carta" como la suma de circunstancias que nos dan la oportunidad de escribir una nueva historia o un nuevo capítulo de nuestra vida. Y es que nada sucede por azar, todo tiene una mágica razón de ser, de toda circunstancia podemos -y debemos- aprender algo positivo.

También pienso en la película como una invitación a atrevernos, a confiar, a creer, a dar ese salto de fe, ese paso en otra dirección, a tomar "un tren equivocado que te lleva a la estación correcta". ¿Y quién sabe si ese giro inesperado nos acercará a nuestra felicidad? ¿Quién puede asegurar que fracasaremos? La realidad es que nada está escrito, nadie tiene la verdad absoluta sobre las cosas, todo depende de la perspectiva con que se mire.

La película también nos recuerda que el amor también puede entrar por el estómago o como reza el dicho "barriga llena, corazón contento"; nos muestra la magia de la cocina y todas las sensaciones que puede despertar en nosotros. Creemos que la felicidad llega de cierta forma, que hay reglas, patrones, normas, que si se quebrantan nos llevarán a la desdicha. ¿Y qué tal si nos damos la oportunidad.

Amor a la Carta es también revalorizar la palabra escrita a mano, la prosa, ese reflejo de nuestra alma a través de una carta y ese gesto olvidado en un mundo en el que vivimos sumamente conectados a nuestros "teléfonos inteligentes" y toda la emoción pretendemos transmitirla a través de monosílabos, emoticons y abreviaciones. ¿Dónde quedó el arte de enamorar con una carta.

Y aunque el final resultó decepcionante en un primer instante, lo tomo como una oportunidad para que cada quien le de el final que quiera. Pueden llamarme cursi, pero me gusta creer que muchos deseamos (y merecemos) un final feliz, y éste está a nuestro alcance.


Muy recomendable la película, si aún no la han visto, dense la oportunidad.



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